El mercado laboral vinculado a la inteligencia artificial está creciendo a un ritmo vertiginoso. Se prevé que las profesiones relacionadas con el análisis de datos, la programación en Python, el aprendizaje automático o la automatización inteligente lideren la creación de empleo durante los próximos años. En España, este fenómeno no es ajeno: el sector tecnológico demanda cada vez más perfiles especializados, y las ofertas de trabajo en IA se han multiplicado en la última década (un +454 % en el último lustro según DigitalES). Se estima que la IA podría generar 1,61 millones de empleos nuevos, aumentar la productividad en 3,24 millones de puestos y contrarrestar la pérdida de 2 millones de empleos (Randstad). Sin embargo, el sector afronta una grave brecha formativa: en 2023, cerca de 5.000 ofertas en Data e Inteligencia Artificial quedaron sin cubrir por falta de talento con las habilidades necesarias (IndesIA).
Sin embargo, este crecimiento plantea un desafío estructural: la escasez de profesionales cualificados y la exclusión de grupos vulnerables. Muchas personas no acceden a estas oportunidades por barreras sociales, económicas o educativas. Las mujeres representan un porcentaje escaso en áreas técnicas de IA, y las personas migrantes, jóvenes sin estudios superiores o residentes en zonas rurales están claramente subrepresentadas.
Esto refleja una paradoja preocupante: mientras el sector necesita talento urgente, miles de personas con capacidad, motivación y potencial siguen quedando fuera por falta de acceso.
El avance de la IA, lejos de ser neutral, corre el riesgo de reproducir y agravar desigualdades sociales si no se actúa desde una perspectiva inclusiva. Muchas veces, los programas formativos requieren titulaciones previas, conocimientos técnicos avanzados o inversión económica, lo que excluye automáticamente a quienes no han tenido oportunidades previas.
Además, factores como el género, el origen o el contexto territorial siguen condicionando el acceso al conocimiento tecnológico. ¿Cómo pueden incorporarse al mercado digital más mujeres? ¿Cómo acceden jóvenes de zonas rurales sin recursos a formaciones de excelencia? ¿Qué pasa con las personas refugiadas o migrantes que no encuentran una vía laboral en sus nuevas ciudades?
Estas preguntas no son hipotéticas: son realidades concretas que vemos cada día en Somos F5. Por eso, para cerrar la brecha digital, no basta solo con formar, sino que hay que hacerlo de manera inclusiva, accesible y adaptada a la diversidad de trayectorias.
El Sage AI Training Project es una iniciativa nacional impulsada por Sage y Somos F5, con la participación de Factoría F5, que busca abrir las puertas de la inteligencia artificial a las personas que, por distintas razones y circunstancias, han quedado apartadas de este sector.
Con una duración de tres años (de octubre de 2024 a septiembre de 2027), el proyecto está diseñado para formar a personas demandantes de empleo que proceden de entornos poco representados en el sector tecnológico (especialmente mujeres, personas migrantes y jóvenes en situación de vulnerabilidad).
El proyecto ofrece un itinerario formativo escalonado y accesible, compuesto por tres niveles de profundización:
Una de las claves de este proyecto es que no se exigen estudios previos ni titulaciones técnicas. La selección se realiza valorando la motivación, la autonomía, la capacidad de trabajo en equipo y el pensamiento lógico. Esto permite detectar y potenciar talento oculto, brindando oportunidades a quienes nunca antes habían imaginado tener la posibilidad de insertarse en el sector tecnológico.
En Somos F5, nuestra misión es clara: hacer accesible la tecnología a quienes más la necesitan. Desde nuestros inicios, hemos acompañado a cientos de personas en su camino de transformación personal y profesional a través de la formación tecnológica.
Nuestro enfoque pedagógico es 100 % activo, centrado en el “learning by doing”, basado en la metodología desarrollada por Simplon. Trabajamos con proyectos reales, en equipo, fomentando no solo el aprendizaje técnico, sino también habilidades blandas fundamentales como la comunicación, la resolución de problemas o la gestión emocional.
Gracias a nuestra experiencia trabajando con colectivos diversos, sabemos que el talento no entiende de títulos ni etiquetas. Lo que realmente transforma es ofrecer las condiciones para que cada persona pueda demostrar lo que es capaz de lograr.
Por su parte, Sage, apuesta por iniciativas que promueven la diversidad y el desarrollo de talento, impulsando proyectos que ponen a la tecnología al servicio de quienes más lo necesitan, convencidos de que un sector tecnológico más diverso beneficia a toda la sociedad.
‘En Sage, creemos en el poder transformador de la tecnología cuando se pone al servicio de quienes más lo necesitan. Patrocinar el Sage AI Training Project con Somos F5 nos permite abrir oportunidades reales en inteligencia artificial a personas en situación de vulnerabilidad. El programa formará a más de 1.000 personas en España mediante bootcamps, talleres y mentorías, con impacto tangible: 50 % mujeres, 30 % jóvenes, 15 % migrantes y refugiados. Contribuimos así a cerrar la brecha digital y conectar talento diverso con empleos sostenibles’, - Isabel Hernández, Iberia Sage Foundation Manager.
En un mundo donde la inteligencia artificial transformará el rumbo de la economía, la justicia social exige que nadie se quede atrás. Desde Somos F5, creemos que no basta con hablar de igualdad de oportunidades: hay que ayudar a generarlas y construirlas.
El Sage AI Training Project es una invitación a repensar el acceso al conocimiento tecnológico como un derecho. Una oportunidad para demostrar que es posible conectar talento invisible con oportunidades reales.
Si formas parte de una empresa que busca integrar diversidad en sus equipos, si trabajas con colectivos en situación de vulnerabilidad o si simplemente te quieres sumar a este cambio, te invitamos a enviarnos un mensaje para conocer más sobre esta iniciativa: https://www.somosf5.org/contacto
La inteligencia artificial no puede ser solo para unos pocos. Debe ser una herramienta de justicia, de progreso y de futuro compartido.